Escucho la Sinfonía No. 2 de Rachmaninov y me inundan varias emociones esta casi tarde de martes.
Anoche me hicieron dos regalos que me tienen en la punta del cielo, un acróstico y un coche a control remoto (un Herbie, como el de cupido motorizado). Los regalos significan más que otra cosa, la intención de halagarme, dejándome ver que quien me los entregó me observa con cuidado y con buenas intenciones.
Todo ha ido caminando bien, despacio sobre todo, sin abusos ni preocupaciones, buscando siempre entregarse de manera sencilla. El silencio en estos días ha sido tan halagador como las propias palabras, los juegos, las fotos y los mensajes.
Y sí, qué razón tenían cuando me decían que habría que pasar por varios escalones para que, al llegar al indicado, supiera agradecer a Dios el estar ahí.
Anoche enmedio de mi insomnio traté de recapitular los círculos que en diciembre cerré por completo, para dar cabida a las nuevas posibilidades de este 2006...estableciendo objetivos concretos de acuerdo a mis posibilidades y capacidades, para retarme a mí mismo de manera adecuada y no dejar que fueran solo sentimientos o "propósitos". El no esperar se ha convertido en un digamos...arma muy poderosa para sentirme bien y darme cuenta que lo que venga será bueno, lo que la gente me quiera dar mejor y así sentir que la vida me quiere.
Un abrazo.
