Thursday, January 20, 2011

Qué barato

Anoche asistí a un evento que me hizo mucha gracia.

Aprovechando que hace mucho que no escribo en mi blog, me ayudó a cerrar definitivamente el 2010 para dar paso al 2011.

El evento trató de la toma de protesta del presidente de un organismo que jura ser autónomo… cuando no se habló de otra cosa más que de los beneficios que obtiene de los gobiernos federal y estatal.

Pura demagogia. Fueron 2 horas de puro guayabazo entre el flamante Gobernador, el presidente que tomó protesta y los paleros que acomodaron en el podio, empezando por el Tontatiuh y los secuaces de gobierno.

Dios, qué fácil es pararse enfrente de la gente y decir que todo está no solo bien, sino muy bien. El presidente nuevo agradeció, casi lamiéndole las botas al Gobernador porque al fin, gracias a su administración, se cuenta en esta hermosa ciudad, con un transporte público digno de los ciudadanos y con vías de comunicación a la altura del primer mundo. Me pregunto en qué concepto tienen a los ciudadanos de esta metrópoli, porque si lo que tenemos es lo que merecemos, qué poco valemos. Y respecto a las vías de comunicación… en la zona donde vivo no hay un solo metro cuadrado de pavimento o de banqueta que esté en buen estado. Para el Gobierno del Estado de Querétaro y del propio Municipio de Querétaro, parece que lo único que existe aquí es el Centro Histórico de la ciudad. Fuera de eso todo está hecho un mugrero, todo roto, disfuncional y a medio hacer.

Esto me lleva a reflexionar sobre mí mismo:

Soy demasiado exigente, conmigo mismo y en consecuencia con lo que me rodea. No me perdono una equivocación, un resbale. Me da pavor hacerlo. El simple hecho de recontar lo que me ha pasado cuando me he equivocado, me impide hacerlo. Me ha costado incluso el empleo, y fueron tarugadas en las que cometí el error.

Me equivoqué al dejar de hacer 2 pagos de mi auto, durante los días de incapacidad en la que mi ingreso en dinero se vio mermado y el banco me demanda. El abogado ya lleva $25,000 y no se le ve fin al asunto. Dios, ¿qué pasa?

Reflexiono también sobre la inmensa facilidad con que la gente miente. Me crea tanto ruido hacerlo. No digo que nunca lo haya hecho, pero controlar mis mentiras me ha costado también. El banco miente, y no hay quien los detenga. Aseguran que en 3 años no he hecho un solo pago de mi auto, cosa que no es cierta. Y el juez no hace nada.

Reflexiono igual sobre la facilidad con que la gente crea para sí misma una realidad que no existe. ¿Será que eso necesito hacer?, ¿crear algo en lo que solo yo crea y me resulte palpable? Me suena muy peligroso. Sería negar mi propio principio de realidad. ¿O será que más bien, debo cambiar mi percepción sobre ese principio de realidad porque en el fondo, no lo he aceptado?, ¿Será que debo verlo hermoso y dejar de ver lo que no funciona?

También me quedo con la idea de ignorar completamente lo que me rodea y seguir en mi burbuja, cosa que estoy haciendo a partir del asalto, pero que me ha llevado a un aislamiento aun más profundo. Ya no salgo los fines de semana más allá de lo que implique ir a comer a algún sitio cercano. El conocer gente también me ha decepcionado profundamente. Pensar en amistad es una utopía. Francisco, por enésima vez, me deja ver que solo mientras funcione para él, seré parte.


 

Concluyo que necesito ayuda… terapia en semiología que en Querétaro no encuentro, adicionada con algo que me distraiga y me saque del encierro en el que me he puesto yo mismo a raíz del asalto. Quisiera salir a acampar, a pueblear, aprender a tocar el piano… me hacen falta los conciertos de música clásica.