Wednesday, March 24, 2010

Me he sentido triste

Sé que no debiera, pero finalmente soy débil y me pasa aún.


 

El sábado se estrenó la obra de teatro que dirige y aunque no recibí una invitación personalizada, la que recibí me movió mucho. Fue a las 8pm, en el foro frente al mirador del centro.


 

No debería ponerme así, me ha quedado claro que puse de mi parte lo que debía poner (más de la cuenta como siempre). He sido muy amable, y termino pagando los platos como siempre me sucede. Aquí lo malo no es que esté pensando en dejar de ser amable, sino que estoy permitiendo que me afecte… y bueno, también en que debería dejar de ser amable.

La amabilidad está a la baja. De plano no disimuló ni tantito que lo que quería era un refugio. Eso también me duele mucho. Igual que las veces pasadas, todo el rollo de que me quería se quedó en eso: en rollo.

No quiero ni pensarlo. Caigo en tarugadas como el que entonces nadie me quiere. Me quedo pensando, ¿mi madre estará orgullosa de mí?, ¿debería no importarme?, ¿debiera bastarme con estar orgulloso de mí mismo? Ya no sé. Con esto de la amabilidad también… ¿debiera dejar de serlo?, ¿debiera serlo sólo conmigo mismo?, ¿estoy simplemente pensando tarugadas que no sirven en lo absoluto y que solo me lastiman? Y también: ¿puedo seguir confiando en los demás?, ¿creyendo lo que vienen a decirme? No sé. ¿Bajar quizá un poco la incredulidad en la que me muevo?, ¿de verdad soy incrédulo?, ¿tonto?


 

Dios tiene medios muy raros a veces para darme lo que necesito, no lo que quiero. Me cuesta mucho trabajo entenderlo. Mientras tanto permito que los demás me hieran con sus cosas, sus desplantes, sus triples caras.


 

En tus manos encomiendo mi espíritu Señor, sólo en Ti.


 

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