Ayer en la mañana esta frase me hizo llorar tremendamente. Me inyectó un sentimiento muy profundo que se extendió aun el día de hoy por la mañana. Me lo dijo alguien a quien llevo en el mismo músculo.
¿Realmente lo merezco? No lo sé… quizá sí. Estoy seguro que Jesucristo y desde luego, Dios mismo, así lo quieren. Se nos ha inculcado una cultura del dolor. Los que somos católicos lo vivimos a diario, no solo en la iglesia, también en casa. ¿Qué tenemos la mayoría en nuestra casa, seguro en las habitaciones donde dormimos? Una cruz, que simboliza precisamente eso. El dolor, para que nunca se te olvide que Jesús murió por mí, por ti, ahí en la cruz, tras un sufrimiento físico y moral inmenso, casi insoportable más que para Él mismo. ¿Será lo que Él realmente quería?, ¿que viviéramos perseguidos por ese sentimiento de culpa y vivir con miedo de Dios?, ¿que sufriéramos a diario, cargando culpas en razón de esa cruz?
Yo creo que no. Seguramente su sufrimiento fue precisamente para que los demás seres, amados infinitamente por Dios, no lo hiciéramos más. El mensaje se ha trastornado para ser aprovechado por quienes han sabido hacerlo. Si Dios nos ama infinitamente, como mejor creo, seguro nos trajo aquí para amar y ser felices. Cuando acepté lo que soy así lo creí, y sigo pensando lo mismo. Yo decidí ser quien soy y en esa libertad absoluta que Él me dio, estaba incluida la oportunidad de ser feliz así. Hay que hacer mucho trabajo para entenderlo, es un camino largo que se debe recorrer en conciencia, con plena conciencia, auto-observándose y abriendo el corazón como nunca.
Me da mucho gusto llegar a este nivel. El sentimiento me satisface como hacía mucho no lo hacía. Estoy descubriendo mi esencia, venciendo los temores que mi falsa personalidad me alimentaba.
He tenido que llorar, pero es tan reconfortante que ojalá todos pudieran.
Necesité amarme, y muchísimo. Tuve que cerrar muchas heridas, darme tiempo y escucharme… esta fue la parte más difícil de vencer. Hacer un alto en el camino para pensar en lo que quiero y no quiero más, sólo escuchando mi corazón pude hacerlo. Quiero seguir dando, lo de ayer no merece que deje de hacerlo, es mi esencia. Reinventarme fue la respuesta, qué bueno que cambié. Ha sido la mejor solución.
Casi pierdo la fe. Pero me estoy reponiendo. El perdón fue la respuesta, cerrar los ciclos pendientes y soltar las dependencias, materiales y personales.
Estoy listo para volver a amar. Sé que puedo (a partir de Necesito Amarme).
Entonces, ¿merezco ser muy, muy feliz? Sí… me daré la oportunidad, estoy a tiempo.
¿Y tú?
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