Este cuadro, mostrando las dimensiones de mi vida, lo hice el primer día que tomé terapia este año. De acuerdo a la semiología de la vida cotidiana, refleja las 4 dimensiones en las que cualquiera desarrolla su vida: la familia, la vocación, el aspecto social y la salud.He desarrollado muchas actividades alrededor del círculo central, donde me encuentro. Se trata de observar cómo me reflejo y distribuyo en estos cuatro aspectos, mi nivel de satisfacción y lo que falta por hacer en cada uno, para desarrollar con esta base, un plan de vida.
Familia
Inicié con el de familia, que es el que menos nivel de satisfacción me proporciona, colocándolo en un nivel de 30% en enero. Mucho de lo que he narrado en mis anteriores intervenciones tiene que ver con esto: los valores que ya no funcionan, la pareja, que si ya no está Jorge y lo que estoy intentando con Alejandro, la aceptación de los demás en contraste con la aceptación propia, los ejercicios últimos (sobre el inventario de logros y la representación teatral), etc. Esto ha sido en principio, para mejorar mi desempeño en esta dimensión de mi vida.
Como hombre gay nunca fundaré una familia como socialmente es aceptada y establecida. Me uniré a alguien para compartir un tiempo y un espacio, pero nada más. La "familia" en la que me desempeño actualmente, es una familia que no me pertenece, no la fundé yo… es la de mis padres, yo ahí participo como hijo y hermano. Eso fue una de las primeras cosas que tuve que resolver en primera instancia en esta dimensión de mi ser. Ahora estoy seguro: soy hijo y hermano, no esposo y padre. Ya lo resolví. Con muchas dolencias, se ha quedado gente el camino, tal cual lo advertí y me lo advirtieron. Este fin de semana en especial lo observé: dejé de ser como siempre han querido que sea y solos se han ido de mi vida. Me duele, pero ni modo. Me quiero mucho y no es egoísmo. A quien debo tener en el principio de aceptación es a mí mismo, no a los demás.
Pero resumiendo, los beneficios han sido muy buenos también. Ya no me reclaman por no dormir en casa ni me preguntan a donde voy o que haré. Eso es un gran paso en este proceso. Enfrento mis monstruos y a mí mismo como nunca antes. Ha resultado muy curioso ver, con dolor a veces, que mientras uno se comporta de acuerdo al molde establecido (generalmente por los demás, claro), todo fluye, pero apenas te desmoldas tantito y el escándalo explota. Solo lamento el que la demás gente se mantenga en su nivel de conciencia, a veces tan ínfimo como diría Alfonso, pero bueno, lo importante es que yo, en el mío, salga adelante.
Este fin de semana me dejó también otras experiencias, pruebas que a fin de cuentas sabía yo que se irían presentando. Me sentí muy solo, a pesar de haber estado acompañado, sobre todo el sábado en la tarde-noche. Me sentí muy ausente, incluso de mí mismo. Pero anoche llegaron las palabras justas para recordarme que no lo estoy. Dios, en su infinito amor, está aquí conmigo. Él sabe porqué las cosas se están dando de la forma en la que están sucediéndose. Siempre sabe lo que necesito y en esa medida provee. Lo que quiero es mero berrinche, lo que necesito siempre me lo da. El resultado será el mejor, el mejor, nunca con base en lo que quiero, sino en lo que necesito de verdad.
En esta dimensión también está presente el factor pareja. Sigo en el proceso con FAC, bien hasta ahora. Estoy enfrentando este proceso de una nueva forma, mucho más consiente que antes. Cero y van tres goles: cuando me dice que no está para dar consuelo y el fin de semana que me chocan el auto al platicarle se molesta… "como maté a un perro, ahora soy el mata perros". Pues sí, uno tampoco adivina… ¿o debo hacerlo? Con el comentario de las visitas (2) y el que no lo dejo descansar. Sigo instalado en la idea de que el problema lo tiene Él. Ha demostrado ser de los que hablan y luego piensan, cosa que me preocupa porque en una de esas, ¿hasta dónde llegará? Hasta donde yo lo permita, eso que ni qué. ¿Pros? Muchos, íntimos y no, por eso me mantengo.
Continuará…
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